sábado, 22 de octubre de 2011

FABULAS INFANTILES

FABULAS  

INFANTILES
EL OSO Y LAS ABEJAS
Cierto día de verano, un oso salió en busca de miel puesto que tenía mucha hambre.
Se encontró con un enjambre y dijo:



- ¡Hola! ¿Me das un poco de esa rica miel?
- ¡Nooo!, es nuestra, que la llevamos trabajando
El oso, enfadado, cogió un palo y empezó a darle golpes hasta que el enjambre cayó. Las abejas, rabiosas, salieron y empezaron a picotearle.
El oso se puso a correr en busca de un río y al llegar se salvo sumergiéndose en el agua.
MORALEJA: ES MÁS SABIO SUPERAR UNA OFENSA O LESIÓN EN SILENCIO.



   




EL PERRO Y EL REFLEJO EN EL RÍO

Vadeaba un perro un río llevando en su hocico un sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del río y creyó que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo.
Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre. Pero el resultado fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente.




MORALEJA: NUNCA CODICIES EL BIEN AJENO, PUES PUEDES PERDER LO QUE YA HAS ADQUIRIDO CON TU ESFUERZO





LA RANA DEL PANTANO Y LA DEL CAMINO

Vivía una rana felizmente en un pantano profundo, alejado del camino, mientras su vecina vivía muy orgullosa en una charca al centro del camino.
La del pantano le insistía a su amiga que se fuera a vivir al lado de ella, alejada del camino; que allí estaría mejor y más segura. Pero no se dejó convencer, diciendo que le era muy difícil abandonar una morada donde ya estaba establecida y satisfecha.
Y sucedió que un día pasó por el camino, sobre la charca, un carretón, y aplastó a la pobre rana que no quiso aceptar el mudarse.




MORALEJA: Si tienes la oportunidad de mejorar tu posición, no la rechaces




LOS LOBOS Y LOS CARNEROS

Intentaban los lobos sorprender a un rebaño de carneros.
Pero gracias a los perros guardianes, no podían conseguirlo. Entonces decidieron emplear su astucia. Enviaron unos delegados a los carneros para pedirles que les entregaran a sus perros
Los perros son los causantes de que haya enemistad entre ustedes y nosotros. Sólo tienen que entregárnoslos y la paz reinará entre nosotros.
Y los ingenuos carneros, sin sospechar lo que sucedería, les entregaron los perros, y los lobos, ya libres de los perros, se apoderaron sin problemas del rebaño.





MORALEJA: NUNCA ENTREGUES A LOS ENEMIGOS, A LOS QUE  TE DAN EL APOYO Y PROTECCIÓN




LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Tenía cierto hombre una gallina que cada día ponía un huevo de oro, y creyendo encontrar en las entrañas de la gallina una gran masa de oro, la mató; mas al abrirla vio que por dentro era igual a las demás gallinas; de modo que impaciente por conseguir de una vez gran cantidad de riqueza, se privó el mismo sin fruto de las abundantes que la gallina le daba.

MORALEJA: Es conveniente estar contentos con lo que se tiene, y huir de la insaciable codicia.





EL HOMBRE Y LA CULEBRA
Un hombre, pasando por un monte, encontró una culebra que ciertos pastores habían atado al tronco de un árbol, y, compadeciéndose de ella, la soltó y calentó.
Recobrada su fuerza y libertad, la culebra se volvió contra el hombre y se enroscó fuertemente en su cuello. El hombre, sorprendido, le dijo:
- ¿Qué haces? ¿Por qué me pagas tan mal?
Y ella respondió:
- No hago sino obedecer las leyes de mi instinto.
Entretanto pasó una raposa, a la que los litigantes eligieron por juez de la contienda.
- Mal podría juzgar – exclamó la zorra -, lo que mis ojos no vieron desde el comienzo. Hay que reconstruir los hechos.
Entonces el hombre ató a la serpiente, y la zorra, después de comprobar lo sucedido, pronunció su fallo.
- Ahora tú – dirigiéndose al hombre, le dijo -: no te dejes llevar por corazonadas, y tú – añadió, dirigiéndose a la serpiente -, si puedes escapar, vete.





Moraleja: Atajar al principio el mal, procura; si llega a echar raíz, tarde se cura.





LA ZORRA Y EL CHIVO EN EL POZO
Cayó una zorra en un profundo pozo, viéndose obligada a quedar adentro por no poder alcanzar la orilla. Llegó más tarde al mismo pozo un chivo sediento, y viendo a la zorra le preguntó si el agua era buena.
Ella, ocultando su verdadero problema, se deshizo en elogios para el agua, afirmando que era excelente, e invitó al chivo a descender y probarla donde ella estaba. Sin más pensarlo saltó el chivo al pozo, y después de saciar su sed, le preguntó a la zorra cómo harían para salir allí.
Dijo entonces la zorra:
– Hay un modo, que sin duda es nuestra mutua salvación. Apoya tus patas delanteras contra la pared y alza bien arriba tus cuernos; luego yo subiré por tu cuerpo y una vez afuera, tiraré de ti.
Le creyó el chivo y así lo hizo con buen gusto, y la zorra trepando hábilmente por la espalda y los cuernos de su compañero, alcanzó a salir del pozo, alejándose de la orilla al instante, sin cumplir con lo prometido.
Cuando el chivo le reclamó la violación de su convenio, se volvió la zorra y le dijo:
– ¡Oye socio, si tuvieras tanta inteligencia como pelos en tu barba, no hubieras bajado sin pensar antes en cómo salir después!





Moraleja: ANTES DE COMPROMETERTE EN ALGO, PIENSA PRIMERO SI PODRÍAS SALIR DE AQUELLO, SIN TOMAR EN CUENTA LO QUE TE OFREZCAN TUS VECINOS.




EL BURRO FLAUTISTA

Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad.
Una flauta en ellos halló, que un zagal  dejó olvidado por casualidad. Acercándose a olerla el dicho animal y dio un resoplido por casualidad.
En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad.
« ¡Oh!», dijo el borrico. « ¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!»
Sin reglas del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.




MORALEJA: SIN REGLAS DEL ARTE, EL QUE EN ALGO ACIERTA, ACIERTA POR CASUALIDAD



EL LEON ENAMORADO
DE LA HIJA DEL LABRADOR
Se había enamorado un león de la hija de un labrador y la pidió en matrimonio. Y no podía el labrador decidirse a dar su hija a tan feroz animal, ni negársela por el temor que le inspiraba.
Entonces ideó lo siguiente: como el león no dejaba de insistirle, le dijo que le parecía digno para ser esposo de su hija, pero que al menos debería cumplir con la siguiente condición: Que se arrancara los dientes y se cortara sus uñas, porque eso era lo que atemorizaba a su hija.
El león aceptó los sacrificios porque en verdad la amaba. Una vez que el león cumplió lo solicitado, cuando volvió a presentarse ya sin sus poderes, el labrador lleno de desprecio por él, lo despidió sin piedad a golpes



Moraleja: Nunca te fíes demasiado como para despojarte de tus propias defensas, pues fácilmente serás vencido por los que antes te respetaban




EL ROBLE Y LAS CAÑAS

Un roble muy grande, pero con raíces muy pobres, fue desarraigado por el viento y lanzado a través de una corriente. El cayó entre algunas cañas, a las cuales así se dirigió:
- Me pregunto como ustedes, que son tan ligeras y débiles, no han sido completamente
aplastadas por estos fuertes vientos.-
Ellas contestaron,



- Sin tener buenas raíces, usted lucha y compite contra el viento, y por consiguiente es derribado; mientras que por el contrario, nosotras nos doblegamos ante el menor soplo de aire, y por lo tanto permanecemos intactas, y nos salvamos. -
MORALEJA: PARA NO SUFRIR PRIVACIONES DELANTE DE LOS ACTOS ARBITRARIOS DEL PODEROSO, HAY DOS OPCIONES: COLABORAR CON ÉL, O PREPARARSE CON MUCHA FORTALEZA Y RAZONES PARA AFRONTARLO SIN SER DERRIBADO





LA PULGA Y EL HOMBRE

Un hombre, muy enojado con una pulga, la agarró por fin, y le dijo:
--¿Quién es usted que se atreve a alimentarse de mis miembros, y darme tanto problema para poder atraparle?--
La pulga contestó:
--¡Oh mi estimado señor, le ruego conserve mi vida, y no me destruya, ya que realmente no puedo hacerle mucho daño!--



El hombre, entre  risas, contestó:
--Ahora ciertamente usted morirá por mis propias manos, para no sufrir yo ningún mal, sea este pequeño o grande, y no tener que tolerarlo.--

MORALEJA QUIEN HACE ALGÚN DAÑO, DEBE DE ESTAR PREPARADO A SUFRIR SUS CONSECUENCIAS.




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